Transducción entre sonido e imagen en procesos de composición
Carlos López Charles
Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras
Morelos Norte No. 485, C.P. 58000 Col. Centro Morelia, Mich. México.
E-mail: carlos@cmmas.org
1. INTRODUCCIÓN
Las diferencias que existen entre los materiales sonoros y visuales han sido objeto de complejas polémicas sobre las correspondencias entre sus propiedades. Artistas y teóricos de distintos perfiles (como Wagner, Kandinsky, Eisenstein, Schoenberg, McLaren y Chion, entre otros) se han enfocado en esta situación desde diversos ángulos. Sin embargo, las relaciones que se pueden establecer entre sonido e imagen al interior de procesos creativos parecen obedecer a lógicas complejas que han sido difíciles de formalizar.
El concepto de transducción ha sido evocado en investigaciones previas en referencia a una técnica utilizada para establecer circulaciones de información entre elementos de la imagen y el sonido en la composición asistida por computadora (Sedes et al., 2003). Este artículo aborda el concepto de transducción como una herramienta para describir y analizar los mecanismos que permiten crear transferencias de elementos entre los ámbitos sonoro y visual a diferentes niveles de procesos de composición. El objetivo es establecer un marco conceptual en el que sonidos e imágenes puedan ser puestos en interacción a través de la transducción. Varias disciplinas (tales como la composición musical, las artes visuales, la musicología, las ciencias cognitivas, la arte-terapia, entre otras) podrían beneficiarse de la aplicación de este concepto.
2. DEFINICIÓN DE TRANSDUCCIÓN
Jessús G. Maestro (Maestro, 2005) señala que la palabra “transducción” deriva del latín transductio, cuyo significado original es la transmisión (ducere, “llevar”) de algo a través de (trans-) un determinado medio que actúa sobre el objeto, provocando en éste ciertas transformaciones. En este proceso, el transductor es el agente que transmite o lleva (ductor-oris) un objeto que es transformado como consecuencia de entrar en contacto o interactuar con el medio a través (trans) del cual se expresa.
Fig.1 Esquema básico de un proceso de transducción
3. SU USO EN DIFERENTES CONTEXTOS
Los campos en los que el concepto de transducción es utilizado son variados:
a) En física, el término es entendido como la conversión de una cantidad de energía de un tipo (e.g., luminosa, acústica, calorífica, etc.) en energía de otro tipo distinto.
b) En genética, esta palabra describe al mecanismo por medio del cual el DNA (código genético) es transferido de una bacteria a otra por medio de un virus (Nair, 2008). Ésta es una heramienta común utilizada por los biólogos moleculares para transferir un gen foráneo al genoma de una célula anfitriona.
c) En semiótica, la transducción es definida como la transformación de signos de un campo de conocimiento a otro que mantiene una conexión original a su nivel fenomenológico más profundo (Maestro 2005). El concepto fue introducido por L. Dolezel (Dolezel 1986) para referirse a los procesos de transmisión y transformación que las obras literarias atraviezan al ser objeto de actividades tales como la incorporación de un texto (o alguna de sus partes) en otro, cambiar de un género a otro (novela a teatro, cine, etc.), la traducción de un texto a idiomas extranjeros, etc. El concepto de transducción es entendido aquí como la transformación de signos entre un campo de conocimiento y otro que mantiene una conexión original a su nivel fenomenológico más profundo (Maestro 2005).
4. ¿QUÉ OBJETOS PODEMOS TRANSDUCIR ENTRE SONIDOS E IMÁGENES?
Los procesos de transducción pueden ser tan variados como las características de los objetos que pretendemos transferir entre dos diferentes ámbitos. Dentro de un proceso compositivo, lo primero que tendríamos que identificar para poder establecer una relación de transducción sería la naturaleza de estos objetos.
Sabemos, por ejemplo, que la percepción del sonido es posible gracias a las variaciones de presión del aire que viajan desde una fuente de emisión a sus alrededores a una velocidad de aproximadamente 345 m/s. Las imágenes, por otro lado, son producidas por ondas electromagnéticas que viajan a una velocidad de casi 300 millones de m/s. Sin embargo, estos cambios de presión y radiaciones electromagnéticas no son en sí mismos sonidos ni imágenes, sino fenómenos físicos cuyas variaciones son captadas por nuestros órganos sensoriales.
De la misma forma en la que la corriente eléctrica de un cable conectado a una bocina varía proporcionalmente con los sonidos que emanan de ella pero no guardan ninguna otra semejanza con ellos, también nuestras sensaciones varían proporcionalmente (y no necesariamente de manera directa) con aquello que las causa. Esto quiere decir que los sonidos e imágenes que percibimos son construcciones realizadas a partir de las señales sensoriales que llegan a nuestro cerebro y que los estímulos que producen nuestras sensaciones no tienen en sí ni timbre, ni color, ni textura, etc. En resumen, tanto los sonidos como las imágenes que percibimos como sus propiedades son elaboraciones subjetivas de nuestras mentes.
5. PRINCIPIOS COGNITIVOS Y SU RELEVANCIA EN PROCESOS DE TRANSDUCCIÓN
5.1 Integración de señales visuales y auditivas en el cerebro.
Alain Berthoz señala que una psicología de la percepción seria debería renunciar a separar las funciones sensoriales y, en cambio, concentrarse en su naturaleza multimodal (Berthoz 1997). Con respecto a esto, podríamos mencionar que el colículo superior es el lugar principal de convergencia de las señales visuales, auditivas y proprioceptivas (aquellas que tienen que ver con la conciencia del movimiento corporal propio) que llegan al cerebro.
Berthoz describe la manera en la que el cerebro asegura la integración temporal de estas distintas señales en el colículo a través de “ventanas temporales” de gran flexibilidad y simplicidad. Se ha constatado por medio de observaciones electrofisiológicas que un estímulo luminoso provoca una descarga en el cerebro que puede ser mantenida por más de 100 milisegundos, permitiendo al cerebro dar una respuesta integrada a éste y a otras señales sensoriales que pudieran llegar hasta varios milisegundos después.
Si escuchamos, por ejemplo, una puerta que se azota de nuestro lado derecho y volteamos nuestra cabeza para mirar hacia ella, integramos por lo menos tres modalidades sensoriales: visión, audición y movimiento. Estos ajustes entre nuestros sentidos son logrados en el colículo superior. La manera en la que el colículo trabaja nos indica que (1) la percepción de un sonido o una imagen es frecuentemente acompañada por actividad neuronal en otras modalidades sensoriales y (2) que nuestro sentido del movimiento corporal (propriocepción) está íntimamente ligado a la percepción sonora y visual.
5.2 La percepción es un acto de simulación
Schmidt (Schmidt 1975) señala que el cerebro guarda estructuras de movimiento a las que él llama “esquemas motores”. Estos esquemas pueden ser vistos como relaciones memorizadas entre varios componentes de una acción (tal como la posición de los miembros del cuerpo, la posición de un objeto en movimiento, la percepción de un sonido que se mueve en el espacio, etc.) Los esquemas motores actúan como mapas cognitivos con base en los cuales el cerebro puede predecir las consecuencias de las acciones que percibe. Estas predicciones son lograda al comparar las acciones percibidas con esquemas motores invocados a través de la memoria de acciones pasadas. Ésta es una de las razones por las cuales la Teoría Motora de la Percepción señala que la percepción no es pasiva, sino que es una simulación activa de las acciones que percibimos.
Rizzolatti (Rizolatti, G. et al. 1990) descubrió recientemente un tipo de neuronas que verifican la existencia de estos esquemas motores: las neuronas espejo. Las neuronas espejo influyen sobre el sistema motor cuando observamos la acción de otro sujeto (Delannoy, 2008). Este mecanismo no sólo nos permite entender una acción, sino también comprender las intenciones detrás de esa acción. Estas neuronas son la base de la empatía porque nos permiten mimetizarnos con (simular) la condición emocional de un individuo (humano o animal). La comunicación afectiva entre músicos y público, por ejemplo, es posible gracias a los lazos estrechos que existen entre las neuronas espejo y el sistema límbico, que es la parte del cerebro encargada de nuestra actividad emocional.
sábado, 6 de febrero de 2010
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Me paracio muy bueno el articulo aunque seria bueno que hicieran la comparación de estas dos, respecto a semejanzas y diferencias
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